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A través del libro, que le ha llevado a Menéndez cuatro años de investigación, quiere hacer un homenaje al teatro español y su importancia mundial: "Lope más que Shakespeare inventa el teatro moderno, al introducir tres actores y darle más ritmos a las escenas", afirma. A los actores los llamaban "gentes estragadas en vicios y maldades" y trabajaban sin descanso porque ensayaban por la mañana y actuaban desde bien temprano hasta entrada la noche. "Estaban denigradas y muy mal miradas, pero después de hacer sus representaciones en los corrales, que empezaban a las tres de la tarde para que hubiese luz, tenían ir a los conventos, a las casas de nobles, a los palacios porque era la diversión de la alta sociedad". Menéndez no solo se adentra en las compañías reales o de título sino también en las de "farándula", las que iban por los pueblos, y pasea por el Madrid histórico, del que recupera la memoria de los mentideros, el "twitter" de la época, donde acudían, "ricos y pobres", a enterarse de "lo que se cocía en la corte".
(Fuente: " Artehistoria ")
El rey, a continuación, alquiló para ella el balcón de la Plaza Mayor -en la esquina de la calle de la Panadería- y rápidamente los madrileños lo rebautizaron como el de "Marizápalos", como el baile que la actriz bordaba. El rey y "La Calderona" tuvieron "al menos", dice Menéndez, un hijo, que fue educado por una mujer de origen humilde y al que trece años más tarde, gracias al Conde Duque de Olivares, Felipe IV reconoció como propio. Menéndez sostiene que Juan José de Austria (1629-1679), el único hijo extramatrimonial que reconoció el rey, hubiera sido un buen monarca, "muy diferente" del que lo fue, Carlos II, único hijo legítimo superviviente de Felipe IV. "Se sospecha que a Juan José lo mató la viuda de Felipe IV -su segunda mujer, Mariana de Austria-, y que quizá lo envenenaron", apostilla Menéndez. Sirvió como militar y llegó a ser virrey de Flandes. Ella, tras el parto, fue obligada a enclaustrarse en un convento de Guadalajara, del que fue abadesa aunque la leyenda cuenta que acabó sus días como bandolera en la sierra.
Su vida se suele confundir o mezclar con la de su hermana Juana Calderón, también cantante y actriz, a la que también se le atribuye la relación con el rey Felipe IV. Relación con el rey [ editar] Felipe IV conoció a la Calderona en el 1627, en su debut teatral en un corral de comedias de Madrid, el Corral de la Cruz. A la sazón La Marizápalos de 16 años estaba ya casada, y era amante de un cómico, del rey y de Ramiro Núñez de Guzmán, duque de Medina de las Torres, viudo de la hija del Conde-Duque de Olivares. Por lo que tanto amantes y maridos puede que sean de las dos hermanas. Su relación con el rey la obligó a la Calderona a abandonar los escenarios en pleno éxito. Provocó algunos incidentes. Así el enfado de la reina Isabel de Borbón cuando el rey cedió a María un palco distinguido de la Plaza Mayor de Madrid para asistir a las festividades y espectáculos. A partir de entonces, la actriz fue puesta en lugar más discreto de la Plaza, que el pueblo bautizó como «balcón de Marizápalos».